Escritura creativa para bilingües con el libro viajero

El libro viajero en la clase de español

Escritura creativa y divertida

Yo siempre digo que una lengua se aprende viviendo. Así que por esta regla de tres, a escribir, se aprende escribiendo. No hay mejor manera de poner en práctica todo lo aprendido que dejando volar la creatividad de forma divertida y libre. Y de esto, de creatividad e imaginación, los peques tienen a raudales.

Lo mejor de este tipo de actividades abiertas es que cada uno puede explotar todo su potencial y trabajar con sus temas favoritos, siempre dentro de sus capacidades, algo que les motiva muchísimo para mejorar y es perfecto para un aula en la que se mezclan estudiantes de ELE y estudiantes bilingües. Además, al ser un trabajo colaborativo en el que trabaja toda la clase en compañía de sus familias y al poder compartir con el resto sus trabajos, hacen un gran esfuerzo por crear algo hermoso.

Este libro viajero que véis en las fotos lo organicé hace unos años en tercero de primaria, en mi escuela bilingüe. Es una actividad sencilla de organizar y el resultado es muy chulo. Al principio de curso les mostré el cuaderno con las hojas en blanco y la portada con el nombre de nuestra clase. Nos colocamos en un corro y les expliqué cuales eran los requisitos y las instrucciones para poder realizar un trabajo aceptable, que además incluí en la primera página del libro para que pudieran recordarlas cada vez que lo utilizaran: el tipo de texto podían escribir, sugerencias sobre decoración, orden, estructura…

Una de las cosas que más me gusta de este ejercicio es que es completamente voluntario. Cada lunes, preguntaba en el corro quién quería llevarse el libro a casa para trabajar en él. El lunes siguiente, leíamos juntos lo que había escrito y otra niña o niño se lo llevaba a casa. Trabajamos en él prácticamente todo el curso, a excepción de puentes, festivos y vacaciones, y todos nos quedamos muy contentos con el resultado. Hay chistes, adivinanzas, cuentos, canciones, poemas, cómics, historietas, textos sobre animales, sobre países, sobre plantas. Y todo con una presentación genial, con pegatinas, solapas, fotos, cuerdas, ¡incluso conchas!

Lo bueno de los libros viajeros es que no hace falta ser profe ni trabajar en un aula para poder utilizarlo: cualquier familia puede usarlo en su casa y a su gusto, porque los libros viajeros tienen un sinfín de posibilidades. Esta que os enseño hoy es sólo una muestra de lo que se puede hacer con él, pero puedes utilizarlo para que tu hijo recopile información de sus temas favoritos y se esmere en hacerlo.

Puede hacer un libro viajero de animales con solapas, en el que aprenderá a buscar información en libros o internet; un libro viajero de legos, en el que hará fotos a sus mejores construcciones y las explicará; un libro viajero de conchas, en el que recopilará conchas de diferentes playas con fechas y mapas y redactará lo que pasó el día que las recogió; un libro viajero de historias enlazadas, en el que cada día escribirá un capítulo sobre un personaje (por ejemplo, su peluche favorito)… Incluso tiene aplicaciones en otros ámbitos, yo misma lo utilicé en el Proyecto Europa para que investigasen diferentes aspectos de países europeos.

¡Y es que no hay nada que no se pueda hacer en un libro viajero! Pasen y vean:

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